martes, 16 de diciembre de 2008

LA COMPRENSIÓN DEL TIEMPO EN EL CRISTIANISMO





La comprensión cristiana del tiempo se apoya en el concepto cíclico de la eternidad que es infinita y en la siempre presencia de Dios. Dios está en todas partes, en todos los tiempos, simultáneamente en todos los tiempos. De este modo el tiempo es una substancia otorgada por Dios a la naturaleza y a los hombres. La medición del tiempo o su mal uso es un pecado. Este significado del tiempo como substancia impide la representación que los hombres y mujeres pueden llegar a disponer del tiempo, consecuentemente en este esquema la utilización económica del tiempo está proscripta, el cobro de intereses y el comercio son ilícitos. En la Europa medieval el presente no tenía autonomía. Existían cuentos pero no la historia.




La organización socio-económica del Medioevo se basaba en la economía familiar, las actividades económicas y las no-económicas eran inseparables, integraban un todo. No existía ninguna representación que diferenciara el tiempo laboral del tiempo libre y de la vida. El cambio de la organización social europea a partir del siglo XIII socavó la comprensión del tiempo eterno del Medioevo.




En el cristianismo se encuentra a la par de la anterior, otra, una comprensión lineal del tiempo: Tiempo como el sentido para aspirar a la redención. Con Augusto emergió la representación de la historia como un proceso. Este concepto lineal de la historia se diferenciaba del pensamiento cíclico del retorno eterno.




En el pensamiento religioso el concepto del tiempo sigue vigente, pero no sólo relacionado con el cambio de las estaciones, primavera, verano, otoño e invierno, sino también como camino para la propia liberación y con él, la de todo el mundo.

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